A través de los tiempos el hogar es y ha sido considerado el centro neurálgico de la familia.
Pero si de-construimos la frase ¨Convivencia Familiar”, que básicamente se desarrolla al interior de los espacios llamados hogares, se concluye que implica: “pertenecer a” y ¨compartir con”.
Cómo contribuyen entonces la arquitectura y especialmente el diseño a darle valor de convivencia a los espacios que terminarán siendo familiares?
Primero que nada deberíamos tomar en cuenta el perímetro y la forma; es decir, la presencia de la geometría como límite y demarcación de las interacciones de los usuarios e incluso de los procesos emocionales compartidos. Podríamos argumentar que son un punto nodal o toque de piedra en la construcción de la convivencia familiar. Mi opinión es que parte importante de la evolución viene desde Piet Mondrian con sus trazos geométricos bajo un concepto de simetría, orden y previsibilidad, y Joan Miró, que al contrario, propone en sus lienzos emulando microorganismos abstractos lo imprevisible, lúdico e incluso misterioso. Un cruce de caminos interesante entre la seguridad y la posibilidad. Si a esto le aumentamos los avances tecnológicos que resuelven formas infinitas en todo tipo de materiales (especialmente si son polímeros), abren paso a un estallamiento imaginativo del arquitecto creador y reordenador del mundo, de los espacios y por tanto de las interacciones emocionales que se viven dentro de ellos.
El dominio es entre estas formas simétricas y asimétricas, formales e informales que de pequeños espacios creados desde la arquitectura orgánica pasa a la geometría a gran escala. Un caso clásico que ha inspirado a cientos de arquitectos en el siglo XX y aún en el XIX es Frank Lloyd Wright, que con su talento deconstructivo no solo en la arquitectura si no también en el diseño, abrió una nueva de fusión entre la línea pura y analítica a la suavidad del desequilibrio orgánico que emerge desde la naturaleza. Lo estructurado incluyendo lo que está fuera de lugar y todo cuadra armónicamente.
Tomando esta base a la que nos hemos ya acostumbrado, es decir, la comunión de las formas analíticas en franca convivencia con las orgánicas plasmadas en una variedad infinita de posibilidades gracias a la tecnología contemporánea, acontece que los espacios a gran escala comienzan a replicarse con formas aún más prolíficas a pequeña escala en los objetos que son colocados dentro de esos espacios en los que se va planeando la convivencia familiar.
Si bien la tecnología ha traído la democratización del diseño y la posibilidad de que en cualquier hogar se disfruten piezas de autentico diseño de alta calidad a precios diversos; también en cierto, que ese mismo efecto económico ha permitido el resurgimiento del taller culto; la quintaesencia del dominio de técnicas y materiales han manipulados por el ser humano en casi todos los procesos.
Esto nos da como resultado una tendencia a los colores y materiales puristas; es decir, todo aquello que proviene tal cual de la naturaleza, regresándonos al goce y respeto de las cosas tan cuál son antes de tantos procesos y retrocesos tecnológicos que inundaron el pasado siglo, y que sigue marcando tendencia en el presente.
Evidentemente esto nos instala instantáneamente a un tipo de vida mas sana, coherente, al cuidado del cuerpo a partir del ejercicio, a los hábitos alimenticios, ciertas disciplinas meditativas y, por supuesto, de forma de vestir.
Es un proceso encadenado al que me atrevería a nombrar como el Santo Grial al que, afanosamente queremos llegar en esta época; Todo después de que es un hecho que muchos símbolos y estructuras fueron basadas en la espiral y número áureo y por lo tanto continúan siendo la base de la arquitectura entre otras disciplinas.
Ese lugar de todas las posibilidades y de la comunión infinita con el aquí y el ahora; con el todo.
Es el resultado de la creatividad humana a la cual se unen generaciones que se identifican o relacionan ya sea con la Tribu, el Gremio, el Circulo o Grupo al que se decide pertenecer. Ese es también el avance. La democratización de la pertenencia.
Un punto importante es “La Simplicidad” en la decoración, la cual para este año 2016, involucra desde mi punto de vista, colores definidos y sólidos. El Blanco será el lienzo que enmarcara el detalle de color en la decoración; Y las tonalidades verdes de naturaleza misma, son el enjambre que soporta este lienzo.
El uso de materiales como el vidrio, madera, cerámicas y lacas al alto brillo son parte fundamental dentro del tema decorativo.
Aprovechar al máximo la luz natural a travez de puertas, ventanales y tragaluces es y será permitiendo para integrar el exterior con el interior de lo cotidiano de nuestro hogar permitiendo identificarnos aun mas con nuestro entorno. Luis Barragán abrió el sentido de los altos muros y “ser privado”, es un hecho que este concepto cada día es mas fuerte y no solo por los muros altos y privados, si no también por la certeza de la integración de los espacios.
Por otra parte, encontraremos formas clásicas deconstruidas al máximo para crear el sentido de elegancia y exuberancia de forma simple, un tanto geométrica y orgánica gracias a las propuestas de principios del siglo XXI de Philippe Starck y posteriormente de Marcel Wanders.
También podemos encontrar destello de color vibrante y metálicos en objetos decorativos de formas orgánicas que son influenciadas por el ingenio de Jeff Koons Y aplicarlas a la vida cotidiana a travez de los ojos creativos y la imaginación sensible en la geometría de Karim Rashid.
Considero que "El Todo y La Nada" forman parte de la nueva decoración, podemos admirar un lienzo blanco con tan solo una linea de color por largo tiempo y encontrar la sensibilidad y delicadeza del artista así como admirar una decoración recargada pero armoniosa que nos habla de nuestras costumbres y apegos. Al final considero que lo que importa en este momento, es: “La Presentación”
Felices Fiestas!!